¿Mili de nuevo?: Pues claro que sí

Como padre de dos muchachos de menos de 4 años, hace pocas fechas comentaba con una amigo mi preocupación. Me preocupaba que mis hijos crecieran con la sensación de que la ciudadanía es un derecho que se tiene por nacimiento, que el trozo de España y su sociedad que conocen es el único.
Y ambos (mi amigo también tiene niños en esta edad) estabamos de acuerdo en que algo deberíamos hacer. De hecho, como neutralizador de la futura Educación para la Ciudadanía, bromeamos sobre la posibilidad de crear ex-profeso para nuestros hijos un campamento de verano en el que les dieramos algo de disciplina y formación en valores.
Ahora parece que la Asociación de Militares en la Reserva plantea este tema.
Sin conocer su posición en detalle, yo soy partidario de:
1. Una ciudadanía que no es por nacimiento, sino que se vincula a algún tipo de sacrificio. Los romanos dedicaban 30 años chupando mili en las legiones para luego poder ser ciudadanos.
2. Una inmersión en la igualdad. Para muchos la mili española de los 70, 80 y 90 fue una oportunidad de conocer en un ambiente igualitario (nadie es más que nadie) la realidad de otros conciudadanos, de extracciones humildes o no. Y, por cierto, creo en un servicio ciudadano para hombres y mujeres por igual. Y nada se "servicios especiales" para universitarios. El IMEC y similares separan socialmente. Todos soldados rasos, y el más espábilado, que sea cabo.
3. No necesariamente militar. Creo que ese tiempo de inmersión puede perfectamente realizarse en servicios "no militares" tipo CRuz Roja o Contraincendios.
4. Que sea breve, práctica y tenga repetición a largo plazo. A la suiza, con una vuelta a las filas pasado un tiempo. Aprendiendo cosas que pueden ser necesarias de verdad. Lo de llenar garitas con reemplazos no tiene sentido en el mundo de las cámaras de seguridad. Tener ciudadanos que saben cómo actuar ante una emergencia, o un peligro, sí tiene sentido.
5. Opcional, pero con castigo. Si alguien no quiere hacerlo, que no lo haga, pero que no tenga acceso a derechos que sólo son de los ciudadanos que quieren serlo. Y no hablo unicamente del voto o la posibilidad de ser elegido. Hablo de que, aquellos que nos quieran ser ciudadnos porque no creen en el sistema, que paguen más impuestos, que no tengan acceso a determinadas prebendas sociales, etc...

En este marco quiero que mis hijos aprendan que las cosas no pasan sólo porque tienes la suerte o desgracia de nacer en un un país o una familia determinada. Y sobre todo quiero que aprendan que la Democracia no es gratis. Hay que trabajarsela cada día. Y exige sacrificios de los que quieren llamarse ciudadanos.